20.10.15

Los miradores de Lisboa

Lisboa es una ciudad de colinas, con calles empinadas y casas de fachada estrecha. Se extiende como un manto ondulante, llena de pequeños callejones, de rincones escondidos y absolutamente mágicos. Una de las cosas que más me gustan de esta ciudad es que se transforma en cada esquina y que conserva cientos de detalles. Pequeños regalos para los ojos más atentos: una tienda de ultramarinos perfectamente conservada y en activo, una fachada de azulejos modernistas intacta, la ventana de una buhardilla llena de ropa tendida...

Sin embargo, dejo los detalles a cargo de cada uno. Siempre que viene alguien de visita, lo primero que hago es llevarlo a algún mirador. Suelen ser parques o pequeños balcones, barandillas breves que permiten observar una parte más o menos amplia de la ciudad. Si hago esto es porque Lisboa es una urbe oculta, que cambia de aspecto en cada barrio y mantiene una personalidad independiente en cada distrito. Sólo mirándola en su totalidad, desde arriba, se puede comprender y abarcar.


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